Carcel de vista hermosa el wilmito


















El 17 de junio los soldados atacaron. Cuatro presos murieron y varios soldados resultaron heridos. Las negociaciones con los presos de Rodeo II comenzaron el 21 de junio. El calor era insoportable. Nosotros no vamos a hablar con gente que no nos genere confianza. A estas cifras se suman las de otros Obtuvieron el control de todo lo que pasaba en su interior. Con el tiempo se conformaron nuevas estructuras.

Los lugartenientes se empezaron a conocer como "luceros". Pero desde ese momento empezaron a llevar fue maletas. Una carta de Iris Varela que autoriza la libertad temporal del pran "Wilmito". En las primeras horas del 1 de abril, Wilmito fue asesinado a tiros en su celda. Nieto considera que esto no es casualidad. Otros pranes y luceros que han cumplido sus penas han salido de las prisiones y han replicado sus estructuras por fuera de ellas.

El 24 de enero de , mientras se encontraba en libertad condicional, fue asesinado en las afueras de una discoteca en la isla de Margarita, liquidado en una balacera junto con varios de sus guardaespaldas. Altos niveles de violencia. Criminalidad rampante. La Venezuela de hoy tiene los mismos problemas dentro yfuera de las prisiones. Esta fue su respuesta, la misma que le dio al estado de derecho, al respeto por los derechos humanos y a los presos puestos bajo su cuidado:.

Caracas, 7 de julio de Caracas, 6 de julio de We encourage readers to copy and distribute our work for non-commercial purposes, with attribution to InSight Crime in the byline and links to the original at both the top and bottom of the article. Fuera del penal nadie lo conoce como Wilmer, sino como Wilmito. A las tres de la tarde no hay clientes dentro del local.

Nadie camina en la acera del frente y los autos circulan con vidrios polarizados y el aire acondicionado encendido. En realidad es un predio de clase media venido a menos, compuesto por calles rotas y casas de uno o dos pisos, con techos de platabanda, de verjas altas y puntiagudas y paredes desconchadas. Hace rato que muchas de las viviendas que se levantan a la vera de la calle que conduce hasta el penal no reciben una mano de pintura. Eran, desde luego, otros tiempos.

Pero eso no importa. Eso hice. Me detuve en la acera, junto a la garita de vigilancia de la Guardia Nacional —en realidad, se trata de un quiosco con techo de machimbrado a dos aguas con banquitos de hierro casi oxidado-, para enviar un mensaje de texto.

Pasan diez minutos y Wilmito no me responde. Decido llamarlo. El de Vista Hermosa es el penal donde menos muertes han ocurrido desde Veo mujeres cruzando el patio con sus rollos en la cabeza y los hijos de los presos crecen corriendo entre hombres que blanden pistolas. Son las cuatro y media de la tarde. Estoy en un gran patio con piso de cemento. Como en cualquier sector popular de Venezuela, los internos construyen sus propias chabolas.

Juan Carlos me indica que me siente. Las columnas de humo, provenientes de las parrillas donde se cocinan alimentos, se elevan hacia el primer piso. De pronto, se escucha el motor de una moto. El sol comienza a ponerse y el penal adquiere un tono ocre, reforzado por el color durazno de la pintura de las paredes.

En la fachada principal de los pabellones de los presos hay dos rostros pintados. A la derecha, Nelson Mandela. A la izquierda, Wilmito. Mientras apunto esas frases en mi libreta, alguien se me acerca por el costado. En diciembre de , cuando lo vi por primera vez, pesaba 93 kilos, y no es un hombre alto: mide un metro sesenta y cinco. Camina con las piernas semiabiertas, un pie apuntando hacia un lado, el otro hacia el otro. Su padre, Carlos Delgado, era, al momento de concebirlo, un obrero de la industria de la bauxita.

En la pared del fondo hay una biblioteca con tres repisas que llena todo el espacio, con muchos libros. Para los presos, de cualquier manera, estos partidos son una fiesta. Bien lo sabe Vidalina. Un round dura tres minutos, pero sobre el ring tres minutos son la eternidad. Y eso era algo que iba a necesitar. Es Boliqueso que viene abrazado a dos mujeres arregladas como para ir a bailar. Wilmito se levanta de su silla y toma tres vasos de color fosforescente del mueble colocado frente a su cama.

Sobre la repisa que lo corona hay un televisor pantalla plana de 42 pulgadas y varios discos compactos de una banda llamada Voces de Libertad. Wilmito enciende el DVD y prepara el televisor para que veamos el show mientras cenamos. No lo dejaban ver los coliseos, las peleas a cuchillo entre presos enfrentados por alguna disputa, y que son ordenadas por el pran para que esas disputas se diriman.

Wilmito le pide que se quede sentado con un gesto apenas perceptible. Seguimos caminando por el mismo pasillo hasta la puerta del fondo. Regreso a Vista Hermosa a media tarde del jueves 9 de enero de Sopla una brisa fresca y no hace tanto calor como en diciembre.

Seguimos caminando por el pasillo que desemboca en el patio central. Se parece mucho a Wilmito y, en efecto, es uno de sus hijos. Wilmito es uno de los jugadores. No se escuchan aplausos desmedidos tras el gol. El hombre sigue gesticulando, con una pistola de cacha niquelada en la mano.

Cuando repite el gesto por cuarta vez, tengo miedo de que se le escape un disparo, y cierro los ojos. De pronto, la voz de Boliqueso dice:. El hombre entrega el arma y se va, pateando el aire.



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